Solicitar a las personas participantes que se descalcen y formen un circulo para mirarse mejor.
Activar el pie desde el talón a los dedos del pie con una leve elevación, la idea es sentir todo el pie desde el pulgar hasta el talón.
Mecernos así, con ambos pies y acompañar de la respiración. Permitir al cuerpo hacer lo que necesite (bostezar, estirarse).
Ahora estirar manos y brazos hacia arriba como si quisiéramos alcanzar la rama de un árbol.
Nos estiramos y bostezamos, todo esto acompañando con sonido.
Finalmente nos enrollamos hacia abajo como "marionetas" con el cuerpo relajado.
Vamos a desenrrollar la columna desde el sacro hacia arriba, lo último que sube es la cabeza.
Repetir estos ejercicios al menos 3 veces cada uno.
Preguntar a las personas participantes:
¿Cómo se sintieron?
¿Qué notan de su cuerpo?
¿Qué creen que su cuerpo necesita?
¿Por qué es importante conectar con el cuerpo?
El tono muscular de nuestro cuerpo tiene que ver con cómo nos relacionamos con los demás.
Nosotras hacemos un trabajo humano al trabajar con NNA en la intervención de casos de violencia, esta práctica profesional también se aloja en nuestro cuerpo.
Con estos ejercicios conectamos con nuestro sistema nervioso central y al acompañarlos de sonido conectamos con nuestro nervio vago.